Poca voluntad para negarme
"Paul Slazinger está trabajando en su primer libro de no-ficción, al que ha dado este título: La única manera de llevar a cabo con éxito una revolución en cualquier campo de la actividad humana.
Por si sirve de algo: Slazinger asegura haber aprendido de la historia que la mayoría de la gente no es capaz de estar abierta a nuevas ideas a no ser por un equipo de abridores de mentes con un número de miembros específico que se ponga a trabajar en ello. De otra forma, la vida seguirá exactamente igual que antes, sin importar lo dolorosa, irreal, injusta, grotesca, o sencillamente estúpida que sea esa vida.
El equipo debe estar formado por tres especialistas diferentes, dice. De otra forma, la revolución, ya sea en la política o en las artes o en las ciencias o lo que sea, está condenada al fracaso.
El más raro de los especialistas, dice, es un auténtico genio, una persona capaz de tener ideas aparentemente buenas y poco digundidas. 'A un genio que trabaje solo -dice- se le ignora invariablemente por lunático'.
El segundo especialista es mucho más fácil de encontrar: un ciudadano o ciudadana muy inteligente, con buena reputación en su comunidad, que entiende y admira las originales ideas del genio, y que testifica que el genio no está loco ni mucho menos. 'Una persona así, que trabaja sola -dice Slazinger-, sólo puede suspirar en voz alta por esos cambios, pero no conseguirá decir qué forma deberían tomar'.
El tercer especialista es una persona que puede explicarlo todo, por complicado que sea, y satisfacer a la mayoría de la gente, por estúpida o cabezota que sea. 'Dirá casi cualquier cosa con tal de resultar interesante o emocionante -dice Slazinger-. Si trabaja solo, si depende exclusivamente de sus ideas superficiales propias, se dirá de él que está más lleno de mierda que un pavo en Navidad'.
Slazinger, con el ánimo por las nubes, dice que todas las revoluciones triunfantes (...) tenían ese reparto de personajes a la cabeza. Pollock sería el genio en el caso del Expresionismo Abstracto, Lenin en el de Rusia, y Jesucristo en el caso del cristianismo".
Barbazul, otra de Vonnegut.
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